Vivimos en un tiempo donde el esteticismo se considera un elemento muy importante de nuestra apariencia, por lo cual la gente a menudo suele someterse a diferentes….
Vivimos en un tiempo donde el esteticismo se considera un elemento muy importante de nuestra apariencia, por lo cual la gente a menudo suele someterse a diferentes tratamientos embellecedores y todo eso con el objetivo de seguir las tendencias y estar de moda. Uno de estos fenómenos es el piercing; un adorno popular que normalmente se coloca en diferentes partes del cuerpo humano, pero también y en los lugares de la cavidad bucal. Entre los lugares más comunes se destacan la lengua, los labios, las mejillas, el frenillo lingual y la campanilla.
A la hora de acudir a este procedimiento estético, son pocos los que tienen en cuenta las consecuencias y complicaciones que puedan surgir después de colocarte el piercing en la boca. Si tú también eres el partidario de estas modificaciones corporales y te has decidido hacerlos, te informamos sobre las complicaciones posibles que los piercings llevan consigo y cómo afectan tu salud oral.
¿Cómo el piercing daña los dientes?
Son pocos los dentistas que recomendarían la colocación del piercing. Si te preguntas por qué, la respuesta es bastante simple; al lado de los inconvenientes pasajeros, que suponen infecciones, inflamaciones, alergias, hemorragias prolongadas y abundantes, dolor y otras complicaciones similares, en un determinado momento pueden aparecer consecuencias graves que afectarán tu salud bucodental a largo plazo.
Ante todo, hay que mencionar las lesiones dentales que pueden provocar la fractura y luego la pérdida del diente que, en contacto con metal, podría estropearse por completo. Además, la presencia permanente de un cuerpo ajeno en la boca puede cambiar o modificar la posición de dientes y de la mandíbula entera, lo que también puede alterar tu forma de morder y de masticar y causarte problemas a la hora de comer, tragar e incluso hablar.
Asimismo, el piercing oral puede influir en la acumulación de bacterias, lo que lleva consigo el riesgo de sufrir el gingivitis y luego periodontitis, caries, sarro y otras enfermedades dentales. Si no se tratan a tiempo, este tipo de enfermedades pueden complicarse y afectar a otros órganos (como por ejemplo el corazón, el cerebro, los riñones, etc), e incluso se podría provocar el cáncer de la cavidad oral.
Una desventaja más es el hecho de que la presencia de metal en la boca provoca el mal aliento, que no se puede eliminar ni con los mejores enjuagues y pastas dentífricas, ya que el olor es causado por el metal y su desgaste durante el tiempo puede ser muy persistente.
Una higiene inadecuada, junto con la presencia del piercing también puede causar y la transmisión de enfermedades contagiosas como por ejemplo herpes, hepatitis B y C, mononucleosis o la entrada de las bacterias en el corriente sanguíneo que puede provocar una serie de complicaciones. Adicionalmente el piercing puede causar la reacción alérgica al metal, una reacción hipersensible, con respecto a la aleación del metal utilizada durante su fabricación y si por pura casualidad tragas el piercing existe la posibilidad de asfixiarte y de dañar algunos de los órganos.
Consejos prácticos
Si de todos modos te has decidido para un piercing, deberías tener especial cuidado en tu salud bucodental. Ante todo, eso supone la higiene oral en un nivel alto, tanto de dientes como del piercing, que siempre debe estar limpio, encontrándose en el estado adecuado en cada situación.
Visitas a tu dentista en Doral también se consideran imprescindibles, por lo cual te aconsejamos que hagas los chequeos dentales a tiempo, justo para prevenir las complicaciones posibles que puedan aparecer.
Los dentistas de Doral se ocupan por tu salud bucal y te explican qué supone un buen cuidado de tu sonrisa después de colocarte un piercing en tu cavidad bucal.